Más de 200 personas visitaron la Librería del Campus San Francisco el pasado fin de semana. El esperado evento cultural no solo se limitó a la venta de libros, sino que también se posicionó como una plataforma para fortalecer el vínculo entre la universidad y la comunidad.
Los asistentes pudieron explorar una variada oferta de libros que abordan desde temas académicos hasta obras de otras editoriales, todo a precios accesibles. “Nuestro principal objetivo es acercar la academia a la ciudadanía, que la Librería Ediciones UCT sea un referente cultural para la región”, destacó Claudia Campos, coordinadora de Ediciones UCT.
Además de la venta de bodega, se llevaron a cabo dos actividades culturales paralelas abiertas al público, como la exposición de la escritora, Carla Llamunao y la artista visual, Nadia Yáñez “Avistamiento de aves: Bordando pájaros entre hilos y palabras” y el taller de apreciación literaria “Cómo diseñar buenos hábitos de lectura”, impartido por Carlos Lloró, director de Extensión Cultural y Académica de nuestra casa de estudios, enriqueciendo la experiencia de los asistentes en un espacio integral de aprendizaje y disfrute.
El carácter inclusivo de la actividad es otro de sus grandes logros. Mientras que durante el año la librería suele ser un espacio frecuentado principalmente por académicos, estudiantes y funcionarios de la universidad, la venta de bodega abre sus puertas a toda la comunidad. “Viene público de todos los ámbitos. Muchos no saben que existe este punto cultural en Temuco, por lo que esta es ‘la oportunidad’ de dar a conocer el trabajo de la universidad, la editorial y la librería”, agregó Campos.
Entre los asistentes se encontraba una familia que, como muchos otros, aprovechó la oportunidad de adquirir libros para su hijo, un joven médico apasionado por la literatura, que no pudo estar presente en la jornada, pero hizo muchos encargos. “A él le encanta leer, le fascina y como está trabajando, nos pidió a los papás que viniésemos a comprar y nos llevamos más de treinta libros”, añadió, resaltando cómo este tipo de actividades permiten a los jóvenes crear el hábito de la lectura.
Las aves del territorio
En cuanto a las actividades destacadas, estuvo la exposición de poesía visual de Carla Llamunao y Nadia Yáñez inaugurada el 20 de enero centrada en las aves del territorio atrajo la atención de los visitantes. En su intervención, Llamunao comentó sobre la conexión entre sus poemas y la muestra que acompañaba la actividad, “recalcaría la presencia de las aves, son las mismas que aparecen en la muestra y en los poemas”, señaló.
Por otro lado, Nadia Yáñez se refirió a la importancia de este tipo de muestras, “por la identificación de las especies del territorio, que las podamos ir reconociendo y protegiendo. Hay un trabajo educativo sobre la naturaleza y es por ahí donde vinculamos el trabajo con Carla”, indicó la artista visual conocida en redes como Eney arte textil, refiriéndose a su trabajo conjunto con la escritora y académica de la Universidad de la Frontera.
La exposición no solo fue un espacio de conexión entre las artistas, sino también un ejemplo de la apertura de lugares para la creación artística en la ciudad. En este sentido, Yáñez expresó su gratitud con la editorial, “se agradece un espacio así porque es difícil mostrar el trabajo. Y se agradece también la disposición en la instalación de los bordados. Además, van a pasar muchos estudiantes nuevos que van a ver la exposición”, comentó. Este tipo de iniciativas permiten que nuevas voces y propuestas encuentren un lugar donde expresarse y conectar con el público.
Y es que el trabajo de Ediciones UCT, va más allá de la edición y venta de libros, también ha sido crucial para fortalecer la producción cultural local. A través de distintas convocatorias como el concurso de poesía de Yosuke Kuramochi, que permitió la publicación de la obra de Llamunao, “me he visto muy beneficiada por estas actividades, partiendo por la edición bajo el concurso de poesía que instauró la editorial y ahora tener la posibilidad de ocupar un espacio de la universidad”, destacó Carla Llamunao, quien también expresó su gratitud por el apoyo recibido.
El arte de leer
Otra actividad que se sumó a la tradicional venta de bodega, fue el taller de hábitos lectores de Carlos Lloró, un espacio que no solo invitó a reflexionar sobre el acto de leer, sino que también propició un debate profundo sobre cómo este acto puede definirnos como seres humanos.
“Me llamó la atención, en primer término, la convocatoria: 50 participantes, de diversas edades”, señaló el profesor y escritor. El evento, que se enmarcó bajo el lema “somos lo que leemos”, invitó a los asistentes a repensar la lectura no solo como un acto placentero, sino como un pilar existencial.
“La lectura constituye nuestro ser”, dijo, subrayando cómo este proceso intelectual tiene un impacto directo sobre la forma en que nos relacionamos con el mundo. Desde el inicio, se pudo notar entre los asistentes una inquietud por debatir en torno a las implicaciones más profundas de la lectura.
La reflexión sobre la relación entre la lectura y el tiempo disponible para ella, especialmente en un mundo saturado de información. “¿Qué leer, entonces? ¿Cómo organizar el tiempo lector de acuerdo a nuestros gustos, nuestras necesidades, el tipo de persona en el que queremos convertirnos?”, preguntó Lloró a los asistentes. Este tipo de interrogantes no solo fueron abordados, sino que el taller ofreció una posibilidad de encontrar algunas respuestas y, quizás, aliviar la “angustia” que surge ante la sobreabundancia de material escrito.
Uno de los momentos más emotivos del taller ocurrió cuando se mencionaron ciertos libros considerados “de los límites de la experiencia”. Estas obras, como El hombre en busca de sentido de Viktor Frankl, El mundo en que habito de Helen Keller, y La escafandra y la mariposa de Jean-Dominique Bauby, permiten a los lectores observar su propia vida desde una perspectiva externa. “Son libros que nos enseñan cómo personas sometidas a gigantescos desafíos pudieron no solo superar sus dificultades, sino escribir sobre ellas de manera bella, armoniosa y pedagógica”, explicó el facilitador.
La conexión con este tipo de literatura fue tan fuerte que incluso un joven no vidente, Miguel, expresó su agradecimiento a Carlos Lloró por la mención de Helen Keller, manifestando su interés en seguir vinculado a la universidad y ofrecer talleres gratuitos en el ámbito de la literatura y la superación personal.
Tanto la exposición de poesía y bordado de aves como el taller de apreciación literaria se sumaron a las actividades que hacen de la venta de bodega de Ediciones UCT un evento cultural integral. La librería universitaria destacó no solo por ofrecer libros a precios accesibles, sino que también por insistir en espacios de reflexión y encuentro, donde la academia y la comunidad convergen para dialogar sobre temas esenciales como la lectura, la poesía y el arte visual. A través de este tipo de iniciativas, Ediciones UCT reafirma su compromiso con la difusión del conocimiento, consolidándose como un referente de la cultura en la región.