La institución reafirma su compromiso con los derechos humanos en una ceremonia cargada de emoción, donde familiares, académicos y la comunidad estudiantil recordaron a quienes perdieron la vida durante la dictadura cívico militar.

En el Memorial del Campus Alejandro Menchaca Lira, la Universidad Católica de Temuco celebró una conmovedora ceremonia en honor a sus estudiantes, egresados y profesores víctimas de la dictadura militar que sacudió a Chile hace 51 años. Este encuentro simbólico reunió a familiares, académicos, estudiantes y autoridades, quienes reafirmaron la importancia de mantener viva la memoria y promover una cultura basada en los derechos humanos, la justicia y la dignidad.

La comunidad se congregó en torno al memorial, donde está ubicada la placa conmemorativa en honor a aquellos que perdieron la vida durante los años de represión. En un ambiente de profunda reflexión, Marcela Momberg, Prorrectora de la UCT, puntualizó que “es fundamental recordar, y tener presente que los derechos humanos son innegociables. Son parte de nuestra dignidad humana y, como comunidad universitaria, estamos llamados a protegerlos, a resguardar nuestra democracia y a aprender a respetarnos y entendernos mutuamente”, concluyó la autoridad académica, resaltando el rol de la universidad como un espacio de constante análisis y reflexión sobre la protección de los derechos humanos.

La ceremonia no solo sirvió como un espacio de conmemoración, sino también como un recordatorio del compromiso institucional con la construcción de un país más justo y equitativo. “Este acto no sólo es para recordar, sino también para avanzar en dignidad, justicia y equidad”, agregó la Prorrectora, haciendo énfasis en que, aunque la pérdida de estas vidas no tiene reparación, este homenaje busca resguardar su memoria y dignificar sus nombres para que jamás sean olvidados.

Por su parte, Monseñor Jorge Concha Cayuqueo, Gran Canciller de la UC Temuco, destacó la importancia de la memoria histórica como un faro que ilumina el presente y guía hacia el futuro.“Este es un acto justo y necesario. Hacer memoria y plasmarla en una placa como esta nos ayuda a mantener encendida la luz de la conciencia, un compromiso por los derechos humanos que no debe detenerse. Debemos seguir avanzando y profundizando este compromiso para que la conciencia colectiva se mantenga activa y se transmita a las nuevas generaciones”, manifestó el Obispo de la Diócesis San José de Temuco, invitando a la comunidad universitaria a recordar y seguir trabajando por la defensa de los derechos humanos.

Justicia y reparación

Manuel Melin Pehuén, fue un joven egresado de Pedagogía en Enseñanza Básica de la Universidad Católica de Temuco, quien fue asesinado por la dictadura en 1984 a los 24 años, es uno de los nombres en la placa, junto al del Académico del Departamento de Educación Omar Venturelli Leonelli y Victor Oliva Troncoso, estudiante de Pedagogía en Castellano, todos ellos parte de la comunidad de la casa de estudios, y que al día de hoy la UCT rinde homenaje.

Miguel Melin, hermano de Manuel, agradeció el reconocimiento de su hermano en el memorial y la ceremonia del presente año, junto con expresar el profundo significado que este gesto tiene tanto para su familia como para su comunidad, y el pueblo mapuche “un pueblo que fue víctima de la dictadura, muy golpeado y torturado en su minuto”, expresó. Miguel agregó que para él y sus cercanos “ver el nombre de Pablo en la placa es un acto de justicia ye un mecanismo de reparación que agradecemos mucho”

Este acto de conmemoración no sólo permitió recordar a las víctimas, sino que además dejó una poderosa reflexión respecto a la importancia de la memoria histórica como un elemento fundamental para la construcción de una sociedad más justa. La instalación de la placa conmemorativa es un recordatorio permanente para toda la comunidad universitaria y las generaciones futuras de que la defensa de los derechos humanos y la democracia son tareas ineludibles.

La Universidad Católica de Temuco, a través de este homenaje, reafirma su compromiso con la protección de los derechos fundamentales y la promoción de una convivencia democrática basada en la justicia, la equidad y el respeto por la dignidad humana. La  placa en el Memorial del Campus, alza las voces de aquellos que fueron silenciados por la dictadura, para que  sigan presentes en la conciencia colectiva, inspirando a las nuevas generaciones a continuar el camino de la defensa de los derechos humanos.